El Origen de los Q’eqchi’e.
La mayor parte de investigadores ubican a los Q’eqchi’es del siglo
XVI en el territorio donde se encuentran los ríos Cahabón y Polochic, en
los alrededores de Cobán. Para eso se basan en tres puntos. Por medio
de los estudios de vocabularios antiguos, se sabe que el q’eqchi’ se
separó del k’iche’ en el año 600 A. C. Por otro lado, el título Chamelco
menciona “Señores q’eqchi’es” en Carchá, Chamelco, Cahabón y Lanquín.
Esta versión parece haber sido escrita en 1611 por los ancianos de San
Juan Chamelco. El tercer punto se refiere a las investigaciones
arqueológicas de Charlotte Arnauld (1981) quien descubrió evidencias de
continuidad en el asentamiento prehispánico con el colonial.
Según Arnauld, las depresiones y los valles constituyen los mejores
espacios habitables del área y fueron aprovechados para asentamientos
q’eqchi’es prehispánicos y para los pueblos donde los frailes dominicos
agruparon a las poblaciones. Todavía era habitado al momento de la
llegada de los españoles. Según el mismo autor Chichén Itzá era un
centro ceremonial y residencial Q’eqchi’.
El primer centro de control de los dominicos fue Rabinal, un año
después fundaron los pueblos de Santo Domingo de Cobán, San Pedro
Carchá, San Juan Chamelco, San Agustín Lanquín y Santa María Cahabón
(todos en el actual departamento de Alta Verapaz). Sin embargo, si los
primeros intentos de colonización fueron pacíficos, los últimos debieron
recurrir a la fuerza. De esta manera, príncipes indígenas como Juan
Matalbatz, dieron tenaz resistencia a los españoles.
En la etnia q’eqchi’, el monolingüismo es la principal característica
de sus pobladores, que durante años lograron que los foráneos
utilizarán el q´eqchi´ como una lengua franca. Los q’eqchi’es de hoy
conservan sus prácticas y creencias mágicas, quizá la mejor expresión de
ellas para el turista es poder estar involucrado en un Paa’banc’. Las expresiones como las danzas de Venados, de Cortés o de los Viejitos, destacan en muchas de las poblaciones.
La marimba de resonadores de bambú, los conjuntos de chirimía tambor
o con pito; pero sobre todo el conjunto de arpa, violín y guitarra, nos
recuerda el proceso de conquista y de adopción instrumental
moro-europeo.
La culinaria q’eqchi’ ha logrado un espacio en el escenario nacional.
La sopa del kaq’ ik’, elaborada con chile rojo y achiote que se
acompaña de carne de pavo (chompipe) y tamalitos de maíz, es codiciada
en el área y fuera de su esfera.
Muestras de la riqueza cerámica de esta cultura puede apreciarse en el museo de San Pedro Carchá y en el Museo nacional de Arqueología
de Guatemala. La historia colonial también dejó un bello legado
patrimonial, por eso, los pueblos más importantes como Cobán, Carchá y
Chamelco, cuentan con bellas iglesias, ermitas o capillas y conventos.
De igual manera, San Cristóbal y Tactic. Ello no excluye las iglesias de
Santa María Cahabón y la de San Agustín de Lanquín. Aunque estos
pueblos son eminentemente q’eqchi’es, se aprecia en su diseño y
arquitectura una tradición española, con sus casas de adobe, techos de
teja y corredores al frente de los patios y huertos en las casas de
antaño.
Gracias a Dios en Guatemala he podido compartir con etnias de diferentes lugares, sin embargo esta es la única con la que no he podido compartir y conocer, hasta el momento por lo leido me parece muy interesante.
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